domingo, 30 de diciembre de 2007

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.


Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y
que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!

viernes, 28 de diciembre de 2007

Agua soy entre tus dedos...


"Decidí relajarme y disfrutar... Era el hombre que yo había soñado. Aquel que iba a hacer maravillas conmigo. El que no parecía pedir nada a cambio...

Por favor, que no sea de los que se corren a los cinco minutos, por favor, que se tome su tiempo, que tarde horas...
Aquello me excitó tanto que sentí que una corriente cálida subía desde mi monte de Venus hasta mi garganta como un cohete, ...y me oí gemir, de una forma tan aguda que casi no reconocí aquella voz como mía. Fue un gemido largo y profundo que me subía desde muy adentro... olas y olas de agua salada surgieron de mí. Sentía que creaba ríos, lagos, mares..., y él avanzaba con esfuerzo hacia mi fondo como un nadador contra corriente... al final le oí gemir y comprendí que él también había acabado. Entonces cerré los ojos, ahíta, y me quedé dormida casi de inmediato...
Desperté a la mañana siguiente... le miré. Pensé que era bastante guapo, pero tampoco era nada espectacular. Había dormido con especímenes bastante mejores. Y, sin embargo, un pensamiento cruzó por mi cabeza como un relámpago: éste va a ser el padre de mis hijos."


martes, 25 de diciembre de 2007

Qué difícil vivir con los ojos abiertos...

Qué sencillo vivir engañados.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Desnudo, ansioso, hoy te aguarda el piano,
un cajón antiguo de cedro oscuro y raso blanco
cárcava seria, robusta, altiva y arrogante.
Pégale sobre sus infaustas teclas dolientes
ponle encima tus rojas manos, recórrelo todo.
Que brote de él su creadora alma prisionera.
Tócalo con tu amor ágilmente, con firmeza
repica las vibraciones de su celeste arpa.
Lentamente en el vaivén de sus blancas olas
siente el escalofrió de mi alma agónica en ti.
Acarícialo despacio y sin temores, ábrelo
que él resuma hoy nuestra trágica historia.
En el concierto de las teclas que lloran
complacidas al sentir tus tibias falanges.
Y te embriaguen con todos los sonidos
de sus cuerdas y de sus tímidos martillos.
Entre piezas negras y blancas, recibirás
en regalo, una comparsa de tristes llantos.
Hoy viste el mejor de tus trajes negros
en medio del viejo salón de paños dorados.
Allí te espera amado, impaciente el teclado
por el resto de su vida para ti inmolado.
A pesar de que las horas negras lo visiten
en el umbral del sueño del tiempo infinito.
Cuando el blanco polvo de los años se acueste
en la tétrica playa de la ingratitud y el olvido.
Toca amor sobre él ácidas y tristes melodías
una tras otra sin aplazamiento extírpaselas,
saca del corazón las alicaídas notas sangrientas
al compás de estremecedores besos nocturnos.
Que la canción melancólica aleje de ti la risa
y retumben millones de tristezas adoloridas.
El glorioso concierto de la muerte llene el salón
de las estrellas cautivas y las hadas muertas.

Que los faunos bailen desnudos y descalzos
sobre su fastuosa y sacrílega cola antigua.
Desclava toda su calida madera, hiérrelo
vibradle furioso hasta el último acorde gris.
Pasea tus manos en la luz y en la penumbra
con pasión filarmónica de excitación y goce.
Desentierra los milenarios acordes de la cueva
del precioso teclado cadencioso omnipotente.
Haz que su alma se pronuncie con lisuras
dentro de la oscura caja musical de la muerte.
Mostrándole todos los sufrimientos y quejidos
de la vida que llevan los dolores y las congojas.
Se alcen sus notas por la circunferencia finita
y se quiebren los cristales de toda ventana.
Las brujas huyan al final de las horas sombrías
y que la noche llore torrentes de horrenda sangre.
El magistral piano negro va derramando su alma
en cada nota que al salir se cristaliza en llama.
Entre las viejas partituras de grandiosas obras
se refinan y aminoran los conciertos de tristezas
de un contenido que él condenado piano solloza.
Tierna serenata de un ataúd que implora y llora
al sentir tus manos sobre su triste teclado.
Una voz se asfixia dentro de negra caja sonora
y el aire entero se llena de notas de oro y plata.
Sinfonía de inmensa tristeza que entre sollozos
te dice: sufro dolor de oscuridad y de muerte.
Callado, inerte, sombrío mi paso al helado paso
al infierno que se debate entre el amor y olvido.
Toca la tumba, mi sagrado aposento negro
¡Amado! que desde todos los tiempos ansío
que mi cuerpo ennegrecido por los deseos
sea por tus dedos surcado y profanado.

jueves, 20 de diciembre de 2007

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Madrid, esa ciudad de los atascos y las aglomeraciones.
Madrid, esa ciudad que vive contínuamente en obras.
Madrid, esa ciudad donde puedes encontrar cualquier cosa imaginable e inimaginable (menos el mar...)
Madrid, esa ciudad que uno no puede evitar llevar consigo allá donde vaya.
Madrid, esa ciudad que nos hace padecer nostalgia desde la lejanía.

Madrid, Madrid, Madrid...

sábado, 15 de diciembre de 2007

El estrés me está matando...

viernes, 14 de diciembre de 2007

- Diculpe, caballero, ¿estas escaleras son de subida o de bajada?
- No sé... Depende.
- ... ¿Y podría decirme qué encontraré al final de ellas?
- ¡Ah! ¡Eso es fácil! Arriba, la plenitud; abajo, la nada.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

...El placer de esas pequeñas grandes cosas...

viernes, 7 de diciembre de 2007

Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

jueves, 6 de diciembre de 2007

DOWN? DAWN


No importa cuándo, tampoco por dónde...
lo único realmente importante es que el Sol termine amaneciendo.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

A veces, cuanto más rodeados de gente, más solos.


Te das cuenta de que tienes tantas personas a tu alrededor
y tan pocas que merezcan la pena...

domingo, 2 de diciembre de 2007

Me faltan colores en esta paleta para pintar el otoño que se aleja


La stagione dell'amore viene e va,
i desideri non invecchiano quasi mai con l'età.
Se penso a come ho speso male il mio tempo
che non tornerà, non ritornerà più.
La stagione dell'amore viene e va,
all'improvviso senza accorgerti, la vivrai, ti sorprenderà.
Ne abbiamo avute di occasioni
perdendole; non rimpiangerle, non rimpiangerle mai.
Ancora un altro entusiasmo ti farà pulsare il cuore.
Nuove possibilità per conoscersi
e gli orizzonti perduti non ritornano mai.
La stagione dell'amore tornerà
con le paure e le scommesse questa volta quanto durerà.
Se penso a come ho speso male il mio tempo
che non tornerà, non ritornerà più...

sábado, 24 de noviembre de 2007

Poema de un recuerdo

Dime por favor dónde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.

Dime por favor en qué vacío,
no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.

Dime por favor por qué camino,
podré yo caminar, sin ser tu huella;
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descanzar de mi tristeza.

Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada;
cuál es el sol, que tiene luz tan solo,
y no la sensación de que me llamas.

Dime por favor dónde hay un mar,
que no susurre a mis oídos tus palabras.

Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza;
dime cuál es el hueco de mi almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.

Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.

Gustavo Alejandro Castiñeiras


viernes, 23 de noviembre de 2007

En un beso sabrás todo lo que he callado


miércoles, 21 de noviembre de 2007

Sólo por y para vosotros

El frío y la lluvia han llegado ya a Madrid. Creo que traje las nubes conmigo desde Bolonia, quizá intuyendo que estos días iban a ser grises.

Es lo que ocurre después de tomar una dosis de cualquier droga tras un periodo de abstinencia: el mono se vuelve más fuerte.

A estas alturas del curso, aún continúo viéndoos por los pasillos de la facultad, escuchando vuestras risas en clase… Supongo que mi mente intenta manteneros cerca de algún modo. A veces, incluso, me sorprendo a mí misma sumergida entre fotos y recuerdos, pensando en cómo serán ahora vuestras vidas, que sólo puedo imaginar a través de vuestros mensajes.

Podréis tacharme de sentimental (y seguramente lo seré), pero todo esto no dejará de ser cierto. Lo único que quiero deciros es que os echo de menos.

No necesito compartir mucho más con vosotros para saber que sois especiales. Hay personas que en un solo instante pueden marcar toda una vida.

Imaginad lo que significa haber pasado casi dos décadas en soledad, buscando apoyo en arenas movedizas, rebotando de un grupo a otro con la sensación de no encajar nunca en ningún sitio, con la convicción de no ser verdaderamente importante para nadie, con la impresión de que en alguna parte del mundo tendría que existir esa amistad con la que siempre había soñado (idealizado?) y que andaba buscando.

Tratad de comprender la frustración y la desesperanza que supone el no hallarla. ¿Acaso yo no la merecía?, ¿qué hacía mal?

Y ahora imaginad que tras tanto tiempo en su búsqueda, en el momento más adecuado y a la vez inesperado, al fin, la encontráis... y tenéis que decir adiós.

Vuestra ausencia podría haber hecho del 2007 un año horrible. Y sin embargo, me atrevería a decir que ha habido pocos más felices que éste.

¿Queréis saber por qué? Porque aunque no estéis aquí, seguís estando muy cerca; porque desde que os conozco no he vuelto a sentirme sola; porque no hay motivos para la tristeza cuando una tiene, aunque lejos, todo lo que necesita en su vida.

Sólo me queda deciros que este año, por primera vez en mucho tiempo, estoy deseando que llegue la Navidad; porque sé que, con los primeros copos de nieve, también llegarán los que más me importan.

Os quiere,
Marta

I miss you so much...
Vous me manquez...
Ho nostalgia di te...
Ich vermisse dich...

lunes, 22 de octubre de 2007

¿DÓNDE ESTÁS?

¿En qué rincón de esta constelación te escondes?
¿Por qué ya no vienes a susurrarme tus dulces palabras al oído?


Mi musa me ha abandonado...
O quizá es que nunca tuve una.


martes, 11 de septiembre de 2007

VEINTE AÑOS

Veinte años no es mucho, es cierto, y sin embargo es también toda una vida.

Ese era el tiempo que ella llevaba buscando, en vano, lo que nunca había tenido y siempre había deseado.

Lo buscaba, a veces con ilusión y vehemencia; otras desesperadamente y sin esperanza. Lo perseguía, a veces como si se tratara de un sueño; otras como si fuese algo factible de alcanzar.

Juró verlo en algún momento, incluso creyó llegar a tocarlo con la punta de sus dedos. Pero la verdad era que siempre terminaba deshaciéndose entre sus manos.

Se esforzaba en conseguirlo, cambiando su propia forma para conquistar lo que anhelaba.

A veces era dulzura, a veces rebeldía.
A veces vulnerable, a veces inmortal.
A veces era trascendental, a veces insustancial.
A veces seriedad, a veces diversión.
A veces era flexible, a veces categórica.
A veces hablaba, a veces callaba.
A veces era sumisa, a veces independiente.

Pero hiciera lo que hiciera, jamás lograba dar con esa persona: Aquella que supiera entenderla, que comprendiera sin necesidad de palabras. Aquella que estuviese en el lugar adecuado en el preciso instante, que se preocupara por ella. Aquella que la valorara de verdad, y que además potenciara sus virtudes. Aquella que diese por ella lo mismo que ella era capaz de entregarle: todo.

Y llegó un día en el que llegó la desesperanza.

Aquel frío verano, las nubes comenzaron a pintar en tonos grises cada rincón de la casa y cada suspiro en el aire, amenazando con ponerse a llorar en cualquier momento. Las ventanas de su habitación se volvieron opacas a la luz, impidiendo que ninguno de los tímidos rayos del Sol se colase entre las sombras.

Algo se había colocado justo encima de sus hombros, algo extremadamente pesado.

Estaba sola, como era costumbre desde hacía algún tiempo, y ya ni siquiera tenía ganas de seguir con su búsqueda. Se había dado por vencida.

Sin embargo, como suele decirse, todo llega cuando menos se espera. Por eso, precisamente aquel día, ella iba a encontrar lo que tan fuertemente había ansiado.

Apareció de repente, sin más, al final del pasillo: Una figura humana la observaba atentamente desde allí. La oscuridad no le permitía reconocer sus rasgos, pero la posición de su cuerpo parecía reflejar curiosidad y miedo al mismo tiempo. Algo en ella le era familiar, así que, casi sin darse cuenta, comenzó a avanzar en su dirección.

Para su sorpresa, la figura empezó a mover uno de sus brazos lentamente, siguiendo el compás y la inercia de sus pasos. Le estaba tendiendo la mano.

Y entonces llegó hasta ella. Fue en ese momento, al final de su camino, cuando descubrió que aquella mano era la suya, que aquella silueta no era otra que su silueta, y que estaba contemplando su propia imagen en el espejo.

Dicen que desde entonces, nunca más volvió a sentirse sola. Aquel fue el día que encontró a su mejor amiga.


jueves, 5 de julio de 2007

HASTA PRONTO

Decidí aprender a hacerme yo la maleta para poder vivir.

Hoy lloré… se me habrá metido un poco de arena, eso no es para mí.


I'm a big, big girl, in a big, big world...

miércoles, 4 de julio de 2007

DÍAS DE COLORES

Los días negros quedaron atrás,
pero los grises pronto llegaran,
y tengo miedo de que me dejes solo en el hielo
sin arropar,
y sienta frío.

Los días verdes quedaron atrás,
y los azules están al llegar,

y tengo miedo de que una marea me inunde
sin avisar,

y sienta frío

Frío
Y que los pájaros mueran sin ti
Frío
Las piedras lloren su sangre
de tanto frío
La gente sea cobarde
Frío
Y yo me muera sin ti







Los días rojos se murieron ya,
pero los blancos pronto nacerán,
y tengo miedo de que esta canción no te guste
si es para ti,
y sientas frío.

Los días marrones se esfumaron ya,
y los violetas nos visitaran,
y tengo miedo de que olvidasen la utopía
en el portal,
y sientan frío.

Frío
Y que los pájaros mueran sin ti
Frío
Las piedras lloren su sangre
de tanto frío
La gente sea cobarde
Frío
Y yo me muera sin ti

martes, 3 de julio de 2007

ME VOY

Me voy

Una mezcla de emociones se agolpa en mi pecho impidiéndome respirar: ilusión, esperanza, alegría, incertidumbre, tristeza, nostalgia… y hasta miedo.

Cuando comencé a preparar mi viaje, nada me asustaba, pero ahora todo el mundo me repite “ten mucho cuidado”, y a sólo unas horas de partir, no paro de preguntarme… ¿realmente correré peligro?


Supongo que siempre sentimos nuestro hogar como el lugar más seguro de todos, pero la realidad es que hoy en día, por desgracia, nadie se salva de la lacra del terrorismo. Además, si el destino decidiera que ha llegado mi hora, la muerte podría venir a buscarme tanto allí como aquí. Así que, ¿de que sirve preocuparse?

Me voy lejos, es cierto, y me voy a un lugar que dista mucho de lo que conozco, pero tal vez sea esto lo que necesite para seguir creciendo. Algo me dice que todo saldrá bien.

Al contrario que muchos, que andan con la barbilla bien alta, no me voy con la intención de cambiar el mundo. Yo no soy quién para darle la vuelta a nada, y menos a lo que no conozco. Al fin y al cabo, el que se cree con derecho a modificar algo, ¿no está dando por supuesto que su visión es la correcta, única y verdadera?

Tampoco me voy, como otros, con la prepotente alma de la caridad. Ellos tienen tanto que ofrecerme como yo a ellos.

Entonces, ¿cómo te vas, Marta?
Simplemente... me voy.

La vida me dio unos grandes ojos y una boca pequeñita, y no fue por casualidad. Fue para observar con detenimiento todo aquello que el mundo puede ofrecerme, fue para desnudar cada resquicio de esta vida antes de pronunciar cualquier palabra.

Así pues, me voy con los ojos bien abiertos. Me voy con ojos de descubrir.
Me voy con las manos bien abiertas. Me voy con manos de dar y recibir.

Algo me dice que todo saldrá bien.
Quién sabe, es verano, ¿no? Quizá, al fin, sea tiempo de cosecha.

miércoles, 27 de junio de 2007

LA CAJA DE PANDORA

Hoy que vuelto a ver aquella película que, aunque técnicamente hablando no es nada del otro mundo, sin embargo marcó mi vida: es la historia de un amor ¿imposible? entre una chica de clase alta y un chico bastante pobre, que comienza un verano en una ciudad costera de Carolina del Norte. Ambos se enamoran profundamente, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial, las circunstancias de sus vidas y el destino caprichoso, los separará de tal forma que, en un momento dado, parecerá que finalmente todo terminará siendo un amor truncado. Ella se compromete con otro hombre y él reconstruye la casa donde se amaron, y vive allí, alejado del mundo.

Él simplemente la espera sin esperanza. Pero ella regresa para buscarle, porque sabe que no sentirá junto a otros lo que sintió junto a él, y que aunque haya salido de su vida, nunca podrá salir de su corazón.










Al final de la película, si uno no se ha dado cuenta antes, descubrimos que la voz en off, el hombre que narra la historia, no es otro que el propio protagonista, ya arrugado por el tiempo, que le cuenta a su esposa (con síntomas de alzheimer) la historia de amor que vivieron.

Un amor que se convertirá en polvo enamorado.

Recuerdo que cuando terminó la película, trastocada, me pregunté: ¿por qué no existirán amores así en la vida real?

Y entonces, pocos días después, él me respondió algo que nunca olvidaré: sí existen, solo que no tienen que pasar por situaciones como esa.

Y sencillamente, supe que era cierto. Es más, con el tiempo descubriría el amor verdadero a su lado. Ese que puede superar cualquier adversidad, que supera cualquier historia que el cine pueda contar, que supera incluso a la misma realidad.

La gente dice que sueño demasiado, que soy demasiado idealista... pero yo les contesto: vosotros no habéis bebido del amor eterno.

No sabéis lo que es amar con el cuerpo y el alma, sentir que el corazón te estalla en cada latir... Y no hablo de sexo, ni de enamoramiento, sino de la absoluta plenitud, de sentirte dichoso por la mera existencia de esa persona, de saber que jamás dejarás de amarla, de traspasar las barreras del tiempo y del espacio, de convertir en inmortal lo mortal.

Sé que existen amores así. Simplemente, lo sé. Así que, a todos aquellos descreídos, a los que piensan que el amor es cosa de unos días o de unos meses, a los que intentan convencerme de que nada es para siempre, les digo: ¿qué coño sabréis vosotros del amor verdadero?

No voy a rendirme a vuestra realidad particular, que no es la mía, y que no es la única y verdadera.

Los hombres que cambiaron la historia fueron aquellos que tenían grandes sueños, aquellos que lucharon por lo que creían. De modo que no voy a dejar de soñar. Tampoco de luchar.

La vida es más sencilla de lo que pensamos, aunque nos empeñemos en complicárnosla cada día. Sé que esto es algo más que un mero sueño. No voy a dejar de creer, porque creyendo encontré el mayor dolor, es cierto, pero también la mayor felicidad.

Vosotros los escépticos miráis y decís "¿por qué?”, pero yo me pregunto, “¿por qué no?”

No voy a dejar mis “idealismos”, porque entonces, simplemente no sería yo.

Vosotros podéis conformaros con el rollo de una noche. Derrotistas. Yo seguiré luchando por el amor para toda la vida. Cueste lo que cueste.


domingo, 24 de junio de 2007

QUERIDOS AMIGOS

Dicen que no hay mal que por bien no venga, y es verdad. Si dejar de hablar con mi antiguo grupo era el precio a pagar para poder conoceros, entonces nada salió caro.

Me acogisteis como a una más en el grupo, desde el primer día, y habéis sido, casi sin saberlo, mi balsita para no naufragar, y la prueba de que aún quedan personas que de verdad merecen la pena.

Me alegro muchísimo por todos vosotros, pero a la vez no puedo evitar sentirme muy triste. Hacía mucho tiempo que no encontraba a gente tan especial, y ahora que al fin la encontré, tengo que decir adiós.

Lo único que puedo lamentar es no haber pasado más tiempo con vosotros, pero eso es algo que no puedo cambiar. Sin embargo, sí puedo deciros que allí donde vayáis, yo estaré, y que cuando volváis todos, os estaré esperando con los brazos abiertos.

La melancolía empieza a hacer de las suyas y además odio las despedidas... así que no diré “adiós”, sino “hasta pronto”, amigos.

Os quiere,

Marta

miércoles, 20 de junio de 2007

NO MORE TEARS



Y entonces comprendiste que nadie merece tus lágrimas.


Y que quien pudiera merecerlas, jamás te haría llorar.

martes, 19 de junio de 2007

CALEIDOSCOPIOS



La vida es siempre la misma...

Todo depende de cómo se mire.

viernes, 15 de junio de 2007

DESENTERRANDO MUERTOS

Una noche más, dejo que los genios hablen por mí, por todos nosotros. Este fragmento que os regalo, pertenece a la primera página de un libro que marcó mi vida: "Beatriz y los cuerpos celestes", de mi musa, Lucía Etxebarria:


No intentes enterrar el dolor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies; se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia, y con ella el golpe que las originó. Y el recuerdo del golpe afectará a las decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde. ¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y
beberás un agua más limpia? A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás a la ciudad contigo. No hay tierra nueva ni mar nuevo, la vida que has malogrado malograda queda en cualquier parte del mundo. Tengo veintidós años, y hablo por boca de otros.

Estas mismas palabras que repito las he leído en libros. Algunos se escribieron hace mil años, otros se publicaron hace dos. Porque al fin y al cabo todo lo que se escribe acaba por ser una nota a pie de página de algo escrito antes. Existe un solo tema, la vida, y la vida es siempre la misma: una misma radiación impregna al universo entero y no está asociada a ningún objeto en particular. Todos nuestros actos, todos nuestros amores, son repeticiones de otros ya acaecidos y por eso siempre encontramos en un libro la respuesta a alguna de nuestras preguntas. El problema radica en que no entendemos nada de lo escrito en tanto no lo hayamos vivido de un modo u otro y me parece que yo ahora y sólo ahora empiezo a comprender frases leídas hace tiempo.

Ahora comprendo que la ciudad me sigue, que camino siempre por las mismas calles, y que hace falta desenterrar la angustia para que no se pudra bajo mis pies. Por esta razón dejo una ciudad y regreso a otra, porque sé que en el fondo habito siempre la misma. Creí dejar atrás el sufrimiento y he comprendido que lo llevo conmigo, y ahora vuelvo a la misma ciudad que odiaba tanto

miércoles, 13 de junio de 2007

UNO Y UNO, NO SIEMPRE SON DOS.

El Sol de la mañana, sus rayos entre las hojas de un árbol, la forma de las nubes, el agua que corre, el viento anunciando tormenta, el sonido de la lluvia, la luz de un relámpago, el olor a tierra mojada, los colores del crepúsculo, el tintineo de cada estrella, el reflejo de la Luna sobre el mar, las huellas en una playa, la arena entre los dedos de las manos, el agua entre los dedos de los pies, la fragancia envolvente de una rosa, el sabor del chocolate, el maullido de un gato, la magia de una canción, el poder de una buena película, la sugestión de un cuadro, la dulzura de un poema, la armonía de un baile, la ilusión de un viaje, el recuerdo en una fotografía, la esperanza de un sueño…

Uno puede disfrutar de casi todo en soledad. Sin embargo, yo siempre he sentido la necesidad de tener a alguien cerca cuando me siento dichosa. Las cosas maravillosas se vuelven sublimes cuando las compartes con quienes te importan, y las penas se vuelven menos amargas si tienes junto a ti a alguien que comprenda.

miércoles, 6 de junio de 2007

UN CORAZÓN CIEGO

Era un día como otro cualquiera. Para ser más exactos, era un martes de junio, de esos que el Sol empieza a anunciar sin piedad el verano, en plena época de exámenes.

Habían quedado a las cinco y media para estudiar juntos en la biblioteca. Sin embargo, las paredes de su casa comenzaban a pintarse de ausencia, así que decidió huir de allí antes de que fuera demasiado tarde. Estaba aprendiendo, poco a poco, a deshacerse de la tristeza cuando ésta pretendía inundarla.

Llegó tres cuartos de hora antes de lo acordado, pero no le importó. Aquel parque se le antojaba limpio, claro y silencioso, a pesar de encontrarse en mitad del bullicio de la gran ciudad. Se sentó a leer en un banco, y mientras esperaba, dejó que los rayos del sol se adentrasen en ella y la iluminaran, como lo hacían con las hojas de los ciruelos rojos. El tiempo transcurría, y cuando quiso darse cuenta, el minutero había recorrido ya media esfera de su reloj. Entonces se dio cuenta de que estaba sola, y sin embargo, no se sentía en soledad.

Cuando se cansó de aquel banco y sintió que el calor empezaba a marearla, se levantó buscando la sombra de un árbol. Pocos minutos después, se vio sorprendida por unos brazos que la estrechaban desde detrás. “Perdona”, dijo él, aunque sabía que no se había retrasado; y tras el saludo, se dirigieron hacia la biblioteca.

Pero allí no cabía un alma, y menos dos. Mala suerte, o buena, porque fue entonces cuando decidieron que lo mejor sería aprovechar lo que la naturaleza les brindaba en medio de aquel paraje artificial: un poco de hierba y algo de sombra bajo los árboles.

Sobra decir que no estudiaron. Él le habló de él, ella le habló de ella. Se conocían mejor de lo que pretendían aparentar. Ambos hablaron en pasado, a penas en presente, nada en futuro. Y sin saberlo, él le ayudó a comprender quién era ella:

“Tengo una amiga a la que hace mucho tiempo que no veo y sin embargo siempre está conmigo. Sé que siempre podré contar con ella cuando lo necesite”, y le contó su historia. Ella le escuchaba y sentía, poco a poco, que la tristeza volvía con la intención de llevársela. “Tengo un reto”, siguió él, “y es conseguir que aunque no esté a tu lado, aunque no te llame, aunque no te demuestre que estoy cerca como tú lo esperas, sepas siempre que estoy aquí”, y le dio un golpecito en mitad del pecho. Le miró a los ojos y supo que era cierto, siempre podría contar con él.

Fue entonces cuando observó dentro de sí misma. ¿Cuántas personas la habrían querido de la misma manera?, ¿el amor de cuánta gente había menospreciado ante sus ojos ciegos?, ¿cómo había sido tan estúpida como para no sentirse amada entre tanto amor? Y entonces no pudo hacer otra cosa que darse la vuelta y llorar…

Él la atrajo hacia sí, y ella se acurrucó entre sus brazos, intentando buscar el consuelo que ahora nadie podía ofrecerle.

“Lo siento”, dijo él. “Gracias”, pensó ella, aunque no se lo dijo. Estaba demasiado triste para decirle que nunca olvidaría aquel día, un día que pretendía ser como otro cualquiera.

Acababa de recuperar la vista.

domingo, 3 de junio de 2007

RESPUESTAS

Últimamente me empeño en encontrarle un porqué a todo lo que me sucede, aunque sé que hay ciertas cosas que no tienen explicación y otras tantas que ocurren simplemente por azar o por motivos que se escapan del control de uno mismo.

Comienzo a encontrarle sentido a muchas cosas, pero a la vez siento que cada vez son más las que no comprendo. Empiezo a pensar que cada día conozco más sobre la vida, pero cada vez la entiendo menos, y eso, paradójicamente, me hace desear seguir estando aquí y descubrirla, aunque dudo que algún día logre descifrarla.

Antes me preguntaba por qué a algunos hombres les costaba tanto comprometerse. Ahora sé que el amor sincero es el mayor compromiso que puede unir a dos personas.

Tal vez sea demasiado tarde para encontrar este tipo de respuestas... Tal vez no.

El caso es que no puedo evitar sentirme culpable por hallar todo a destiempo y por valorar siempre lo que tengo en función de lo que pierdo. Supongo que a todos nos pasa lo mismo. Pero bueno, lo maravilloso que tiene esta vida es que, hasta el último día que te brinde, siempre que falles te dará otra oportunidad para seguir intentándolo.

Así que, siempre que tengas motivos para bajar la cabeza, recuerda que mirando al suelo sólo conseguirás perderte todo aquello por lo que levantarla.

sábado, 2 de junio de 2007

NI BLANCO, NI NEGRO

Siempre he estado en contra de las generalizaciones. Soy de la opinión de que las personas no deberíamos tener el derecho a criticar una realidad sin antes conocerla a fondo. Así pues, ¿cómo voy a poder reprochar la actitud de todo un colectivo, si no conozco a todos y cada uno de sus integrantes ni las circunstancias que les envuelven? Escribo esto porque estoy cansada de oír comentarios como “los norteamericanos son unos orgullosos”, “los árabes son machistas”, “las mujeres nunca dan el primer paso”, etc, etc, etc. A mi modo de ver, sólo son prejuicios basados en la ignorancia. Si nos preocupásemos más por descubrir al prójimo que por señalarle, y por encontrar la viga de nuestro ojo antes que la paja en el ajeno, las cosas nos irían bastante mejor.

A petición de Rosa, nuestra profesora, y teniendo en cuenta que pronto terminaremos las clases, el miércoles salimos a cenar todos los compañeros de la facultad que estudiamos árabe. A Rosa se le ocurrió que sería buena idea ir al “Habibi”, un restaurante libanés que se encuentra en Lavapies. También se acercó Layla, amiga de nuestra profesora y conocida por todos nosotros. ‘Ali, el mayor de los hermanos que llevan este pequeño restaurante, preparó mesa para catorce y nos explicó detalladamente qué llevaba cada plato y las especialidades culinarias del Líbano. Nos sirvieron una gran cantidad de comida, para que probásemos de todo, y al final nos invitaron a té, dulces y shisha. Pero lo interesante de esta historia no es eso, sino lo que viene a continuación: en mitad de la cena y tentadas por la música que amenizaba la velada, algunas sentimos unas enormes ganas de bailar, y simplemente lo hicimos. Movimos algunas mesas y nos dejamos llevar por aquella melodía tan sugerente. Layla pidió a ‘Ali y a su hermano pequeño, Bilal, que se unieran a nosotros, y pasamos así la mayor parte de la noche. Gracias a su paciencia, pudimos aprender la danza tradicional libanesa, muy divertida, por cierto. A nosotros también se unieron otros cliente habituales y hasta el cocinero. Les tuvimos a nuestra entera disposición, arriba y abajo, hasta muy entrada la madrugada.

Uno podría pensar que aquello entraba dentro del precio y el servicio (¿por 13€ todo?), que había sido un día excepcional o que sólo había ocurrido porque Rosa y Layla conocían a ‘Ali y Bilal. Sin embargo, anoche volví a aquel rinconcito de Lavapies, con otras personas diferentes, y volví a sentirme como en casa. La misma atención, invitación a pasteles y chupitos, y de nuevo, aquellos chicos me cogieron de la mano y me animaron a bailar a su lado hasta acabar agotada. “Vuelve cuando quieras”, me dijo Bilal, e intercambiamos móviles por si nos veíamos en otra ocasión.

Ahora mi pregunta: ¿dónde está el machismo en todo esto? Soy mujer (y además no musulmana) y desde el primer momento sentí no sólo que era bienvenida en aquel lugar, sino que iban a tratarme como a una princesa, con respeto y mucha delicadeza. ¿Cuántas veces habré podido sentirme, en mitad de un pub lleno de españoles, un trozo de carne para algunos de los que me rodeaban? ¿Acaso ese tipo de personas, que no saben ni dirigirse a una mujer con el debido respeto, que lo primero que se les ocurre decirte cuando se acercan es “¿me la chupas?”, se atreven de hablar del “machismo de los árabes”?.

Lógicamente, y vuelvo al planteamiento del principio, ni todos los españoles son así (gracias a Dios), ni todos los libaneses son tan cariñosos. Pero entonces, ¿de qué sirven esas afirmaciones generalizadas? Siempre serán verdades a medias.

Por eso cuando escucho “los árabes son unos machistas”, yo me pregunto: ¿Qué árabes?, ¿libaneses, sirios, palestinos, marroquíes, saudíes, jordanos...? ¿Qué árabes?, ¿los más incultos o los intelectuales? ¿Qué árabes?, ¿los de a pie o sus gobiernos?

No nos dejemos engañar por los medios de comunicación, que siempre nos cuentan lo que más vende, ni por la visión de una sola persona, ni tampoco por los prejuicios, que sólo son trampas que nos impiden descubrir todo lo que la vida puede ofrecernos. El mundo no es en blanco y negro, y no existen las verdades absolutas.

Termino recordando la frase que escuché en los labios de Layla: "para ellos siempre serás una flor". Para mí, serán lo que hará seguir pensando que ya es hora de tirar muchos muros.

viernes, 1 de junio de 2007

"Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana..."












No encuentro una manera más acertada para dar a luz a este blog que dejar que el gran Neruda hable por mí.

Éste poema que os dejo es el número 20 de esa obra que todos conocemos: "Veinte poemas de amor y una canción desesperada"; y para mí, uno de los mejores que han podido escribirse en toda nuestra historia.

¿Quién no ha sentido nunca que aquella noche era la noche más triste de todas?


Puedo escribir los versos más tristes está noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.